…con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
Colosenses 1:12-13

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. Proverbios 4:18

Muchos creen que Jesús vivió como vivió porque era Dios, que venció al pecado y al diablo por la misma razón. Cómo no iba a ser puro y santo—dicen algunos—si era Dios. Él no podía pecar. Pero en días pasados hemos vuelto nuestros ojos a la realidad de Jesucristo hombre. La verdad es que Jesús enfrentó la vida, y al diablo, como hombre, y como hombre triunfó. Cuando venció al enemigo de nuestras almas en la cruz, lo hizo en representación nuestra, y lo despojó para siempre del poder que tenía sobre la raza humana. ¡Qué humillación para quien un día nos tuvo por sus prisioneros!

Ahora, Jesús no sólo nos libró del poder del enemigo; nos trasladó fuera de su dominio, de manera permanente. Además, nos hizo aptos para participar de la herencia eterna que él compró con su sangre. Si has creído en Cristo, has renacido para una vida totalmente diferente a la que vivías antes.

Antes eras enemigo de Dios; ahora eres su hijo(a) y amigo(a). Antes eras como un extranjero, sin derecho ni acceso a Dios o sus promesas; ahora eres miembro de la familia de Dios, heredero de Dios y coheredero con Cristo.Ahora tienes libre acceso con confianza al trono de la gracia. Antes estabas desamparado en este mundo; ahora el Espíritu de Dios mora en tu interior y te guía por la vida.

Como hijos de Dios ahora encaramos la vida con gran esperanza, no sólo de la vi da eterna, sino de vivir en este tiempo llenos del amor de Dios, glorificándolo y dándolo a conocer. Su obra de gracia en nosotros nos lleva de gloria en gloria, afinándonos como la plata, purificando nuestra mentalidad y nuestros hábitos, de manera que Cristo se hace más y más visible en nosotros. Esto no es el fruto de un esfuerzo u habilidad propia, sino de su Espíritu de gracia en nosotros.

Jesús dijo: Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5:16). Nuestras palabras, nuestra conducta, nuestras familias, nuestras formas de tratar a los demás, de manejar nuestros bienes materiales…todas estas son oportunidades de revelar la obra de Cristo en nosotros, de tal manera que los demás se maravillen y reaccionen glorificando a Dios.

El Espíritu Santo está trabajando en tu interior, haciendo de ti lo que nunca hubieras sido sin la gracia de Cristo. Por lo tanto, ¡cobra ánimo! No te conformes con tu presente estado espiritual. Busca conocer a Dios como nunca antes; aparta tiempos para tener comunión con él y con tus hermanos en Cristo. Acepta su gracia; abraza la obediencia—conscientemente. Conéctate y observa como la senda de tu vida crece hasta estar llena de la luz de Dios. Los que te rodean también la verán, y glorificarán a Dios por ello.